Henar Bayón, joven y prometedora artista, atenta a todo lo que le rodea, fija sus modelos en abuelos, niños, situaciones cotidianas no exentas de un punto de vista crítico con pequeñas dosis de sarcasmo y llegando en algunas ocasiones a lo surrealista.

A pesar de su juventud, su capacidad de trabajo la lleva a investigar y ahondar en sus figuras fetiches, elementos inanimados a los que otorga vida e instantes familiares que descontextualizados tornan inquietantes. Destaca en su obra el manejo del lenguaje visual y una gama cromática impactante.

David Díez, un poco menos joven que su compañera de exposición. Se describe como mercenario del arte, dedicado a la ilustración desde hace bastantes años, basa su trabajo en un estilo muy definido, steampunk y ciberpunk con reminiscencias de los 80. Alcanza una técnica indiscutible, no sólo por el trazo fluido y el nivel de detalle, sino por la personalidad que dota a sus personajes, haciendo de sus ilustraciones un trabajo con sello propio.

En esta era de digitalización y uso de programas de edición, David Díez nos devuelve a los orígenes, a esa maraña de líneas y círculos, punto de partida del boceto, de donde surgirán esas construcciones imposibles y esos robots capaces de transmitir sentimientos.